Querida gente, ¿ya les conté que estamos por terminar la reforma de La Casa Naranja?? Ah, ¿no?… Es que este último tiempo he pasado mis horas libres mirando pisos y revestimientos, artefactos de iluminación y bachas. Sepan disculpar que no he tenido tanto tiempo para escribir artículos -Los de Elogios vs. Motivación los tenía semipreparados de antes ;)-. Pero aunque no llegué a pensar nada nuevo para este Halloween, ¡creo con sinceridad que el artículo que escribí el año pasado puede servirles, serles de utilidad y hasta encantarles!! Por ello, con ustedes, nuevamente publico estas reflexiones que nos permiten darle un sentido más auténtico a esta fiesta.
Quiero contarles desde hace un mes aproximadamente me propuse escribir sobre el tema de Halloween y su relación con la fiesta mexicana de Todos los Santos que refleja el encuentro de culturas entre las comunidades nativas y las tradiciones europeas. Pero por algún misterioso motivo (¡uhhhh!, ya hay algo de misterio….) no termino de hallar la motivación suficiente para hacerlo. Tampoco puedo encontrar en mi biblioteca Aztecas, de la colección Leyendas la editorial Longseller. Yo realicé las propuestas pedagógicas que forman parte de cada volumen de esta colección y sé que para los Aztecas hice una serie de actividades significativas para compartir con los chicos en esta fecha. Las sugerencias van desde un texto de Octavio Paz hasta una receta para hacer calaberas de azúcar. Buscar el archivo en la computadora también fue en vano… la he cambiado varias veces y si bien muchas cosas se han salvado, no todo llegó al puerto de mi última CPU y al parecer las propuestas de los aztecas están en ese bando.
En fin, habiendo compartido estas intimidades, les cuento qué me frena a escribir sobre el tema. Siendo argentina, no crecí junto a la fiesta de todos los Santos ni a la tradición de origen celta de Halloween. Las dos me representan el mundo globalizado (gustándome más la primera y menos la segunda aunque no tengo nada en contra de ninguna). Lo que sucede es que noto en este caso una vez más que el verdadero sentido que han tenido los rituales y las celebraciones a lo largo de la historia de la humanidad han quedado sepultados bajo los arrolladores intereses del mercado. Yo no quiero consumir mis fiestas, sino vivirlas al 100% con libertad interna.
Hoy, después de bastante reflexionar sobre el asunto (y de recibir una buena dosis de ideas y fotos sobre Halloween desde los blogs a los que estoy suscripta) me empecé a amigar con la idea y se me ocurrieron algunas sugerencias para que el 31 de octubre y el 1 de noviembre se vuelvan fechas importantes en la tradición de nuestras familias: