El Club de Crianza Lúdica

Recuerdo que hace poco una madre me dijo:

–María, una pregunta. Mi suegra quiere hacer aquello de darle una bici más grande de lo que mi peque es realmente capaz de manejar y a mi no me cierra. Vos que opinás?

–Opino que me encantaría saber qué es lo realmente importante en tu pregunta –le contesté.

Ella se quedó mirándome fijo a los ojos unos segundos, conectando consigo misma y me de pronto, con la mirada iluminada me contestó:

–Que yo soy la madre y puedo elegir para él lo que considere mejor.

¡Bingo!

Todos sabemos lo desafiante que siempre fue criar. Sumale a eso una post-pandemia, una incertidumbre y complejidad social notable y una tremenda sobrecarga en redes sociales de una romantización de la ciranza perfecta que terminan agobiando la vida real de madres y padres reales, creando desconicerto, culpa y sensación de inadecuación total (falsa sensación por cierto, pero que si nos la creemos estamos fritos, fritos nosotros y fritos nuestros peques).

En los grupos de juego para primera infancia que ofrecí durante más de doce años en La Casa Naranja de Castelar, era muy frecuente que las madres y padres me dijeran:

María, una pregunta… a partír de ahí, siempre surgían conversaciones entre los adultos que terminaban de darle sentido a cada encuentro. Conversaciones realmente importantes. Y a lo largo de los años, todas las familias me han dicho lo tremendamente importante que ha sido para ellas el espacio de encuentro entre grandes mientras los peques jugaban en libertad.

Al principio, me gustaba mucho darles todas mis resupestas de «experta» y explicarles cómo tenían que hacer, paso a paso, para lograr una crianza respetada. La lista de preguntas era infinita y muchas veces se iban con claridad y alivio, pero a la vez siguiente volvían con otra pregunta que los confundía y la claridad ganada estaba de nuevo en cero. Me decían:

Se saca el pañal y lo revolea.

No se quiere bañar (vestir, comer, lavar los dientes, dormir, etc).

En cuanto lo pongo en la sillita alta, tira la comida.

Me mira cuando hace una travesura y se ríe de mí.

No habla.

Dice malas palabras.

No dice gracias.

No comparte.

Me dice (una abuela, un vecino, un desconocido a quien nunca le pedí opinión) que no estoy haciéndolo bien.

Se tira al piso cuando no quiere irse de la plaza.

No sé cómo ponerle un límite.

Dormía de corrido. Le dimos la mamadera una noche que para que se vuelva a dormir y ahora se despierta para tomar la mamadera.

Va a tener un hermanito y no sé cómo voy a hacer.

Siento que me manipula.

Desconozco a mi pareja en su rol de crianza.

No duermo.

Es demasiado, no puedo más, temo haberlo arruinado todo para siempre. Depende en todo de mí.

No me quiere perder de vista ni un minuto.

No puedo hacer pis a solas.

No juega solo, llora por todo.

Dar la teta es un montón, sacarla también es un montón, no sé qué hacer.

Esto es muy difícil.

No doy más…

Poco a poco, fui descubriendo que había otra manera de acompañarlas. Una manera más afin a mi entendimiento del juego libre como matriz ideal para el aprendizaje autodirigido, nacido desde la calma y la autoconfianza interna, que convierte a las personas en los protagonistas de sus propias vidas.

En los últimos años, busqué ofrecer en estos breves diálogos espontáneos nuevas preguntas como respuestas a sus interrogantes. Preguntas que los hicieran sentir a salvo, en buena compañía, pero que no les daban la fruta pre-masticada desde mi lugar de experta. Sino que les invitaba a saborear su jugosa frescura y vitalidad por sí mismos.

Con el deseo de acompañar estas experiencias, durante febrero de 2023 ofreceré acceso a la membresía online de El Club de la Crianza Lúdica. Mi propósito es ser una aliada para que madres y padres recuperen la claridad y puedan criar en calma dejándose guiar por su fuente interna e invalorable de recursos personales. De solo imaginarlo, me llena de alegría (y de nervios, y entusiasmo, y sueños, y nostalgia, y alivio, y deseo… sobre todo deseo). Sé que lograr esto es posible si nos damos la posibilidad de que se reabra nuestra capacidad de jugar.

Para más información podés escribirme directo a mi whatsapp aquí o completar el siguiente formulario

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