Verdaderos placeres de la vida. Postal de Juego Libre en La Casa Naranja

wash_hands530Ayer una niña del grupo de 3 años quiso ir al baño. Otra pequeñita decidió que ella necesitaba ir urgentemente al baño también.

Cuando le pregunté si se hacía pis contestó: ¡¡no, necesito lavarme las manos!! (vale aclarar que no estábamos jugando con nada enchastroso, lo que ella quería era entrar al baño con su amiga).

Conversé con ella en la puerta del baño, sin entrar:

– Cuando hay alguien en el baño tenemos que esperar afuera. No entramos.

– Pero necesito lavarme las manos ahora.

– Te entiendo que sientas eso. Pero vas a tener que esperar y tener paciencia. No entramos cuando hay otra persona en el baño, le repetí porque ella insistió en querer abrir la puerta.

Estaba, obviamente un poco frustrada. Y la reiteración firme y serena de la pauta, validando su emoción al mismo tiempo, la ayudó a sobrellevar la dificultad con hidalguía (esta es la varita mágica de los límites con respeto).

Cuando el baño estuvo libre, sostuvo su deseo de lavarse y la acompañé.
Se subió al banquito, abrió la canilla y tomó el jabón.
Puso las manos bajo el agua.

De pronto, dejando por completo de lado el problema que había tenido que superar hacía pocos segundos me comentó:

– ¡Qué lindo es tener el jabón mojado en las manos! Una vez que lo agarrás y lo sentís ya no lo querés dejar. ¿A vos te pasa lo mismo Fer?

Yo hubiera querido decirle que sí, que me pasa lo mismo.
Me hubiera encantado… Pero hacía mucho tiempo que no me detenía a DISFRUTAR del momento de lavarme las manos y SENTIR el placer del jabón mojado en contacto con mi piel.

Solo pude ofrecerle una sonrisa como respuesta mientras por dentro me decía a mí misma: ¿cómo es que he desperdiciado tantas oportunidades de experimentar placer y alegría mientras me lavo las manos?

Hoy,  durante todo el día tuve a Ambar en mi corazón. Y estoy muy agradecida de conocerla y de que me recordara, con sus 3 años, cómo disfrutar de los verdaderos placeres de la vida.

Esto me hace reflexionar acerca de toooodos los momentos de cuidado que compartimos con nuestros niños.

Yo sé como educadora que cada momento de cuidado es UNA OPORTUNIDAD para generar vínculo con nuestros hijos. Una oportunidad que cuando se aprovecha nutre y sacia al niño, liberándolo para jugar con autonomía y libertad. Pero también sé que tener la disponibilidad interna para valorar las pequeñas cosas, los suaves gestos y los tiempos naturales de los niños para cooperar y participar de estos momentos ¡es un auténtico desafío!

(Si te gustaría conocer más sobre este tema podés venir al taller de «Vínculo: 6000 Oportunidades», del Círculo de Crianza.)

¡Qué maravilla que sean los propios niños quienes nos recuerdan la importancia de estos momentos! Mi deseo personal para esta semana será: «me detengo para disfrutar».

¿Qué aprendés vos de tus niños pequeños? ¡Contanos en los comentarios y enriquecé la conversación!

 

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