Hoy quiero compartir algo personal…
En una entrevista personal con Sathya Sai Baba, él me miró muy serio a los ojos y me dijo:
– «Para tener verdadero amor por tu mamá, decile siempre que sí».
– «¡Uy! ¡Estoy frita!, pensé yo para adentro. Si mi mamá me pide de todo… ¿cómo hago para decirle siempre que sí?«. Pero para evitar mi ya clásica costumbre de llevarle la contra contesté un dubitativo: «Haré lo mejor de mí».
Entonces, su rostro se transformó en pura dulzura y agregó:
«Porque así como trates a tu madre tus hijos te tratarán a vos».
Entonces comprendí que en sus palabras no había sino amor y cuidado por mi propio bien. Luego, gracias a la maternidad y cierta madurez que viene con los años, comprendí que decirle que «sí» a mi mamá no significaba hacer todo lo que a ella se le podía ocurrir, sino que implicaba un gesto mucho más profundo y significativo. Decirle que sí a mi mamá implicaba abrazarla íntegramente en mi corazón, aceptarla con todo lo que me dio, con sus imperfecciones y sus aciertos, con todo lo que ella es. Decirle que sí era simplemente poner el amor en orden. Así, a secas. Porque amar es decir que sí.
Por lo general, cuando hablamos de madres, padres e hijos, todos nos imaginamos adultos de edad mediana con niños pequeños y en verdad es a este grupo a quienes se dirigen la mayor cantidad de actividades de La Casa Naranja. Pero, ¿saben algo?, mi mamá se está poniendo mayor. Y esto me llevó a darme cuenta que muchas veces, incluso en el imaginario social que compartimos: los padres mayores no están habitualmente representados en nuestro discurso, como si fueran un poco «transparentes». Ella, por ejemplo, está sorprendida de percibir el trato que se brinda a los «viejos» en algunos centros de salud.
Ayer, me mandó un mail contándome que hoy 15 de junio es el día internacional de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Reflexionando sobre todo el asunto quise narrar esta anécdota personal como una forma de invitarlos a todos y a todas a que continuemos DICIÉNDOLE QUE SÍ A NUESTROS MAYORES. El mail que mi mamá me envió incluía la siguiente declaración elaborada por una agrupación de adultos mayores de Buenos Aires.
DECLARACIÓN DE LAS PERSONAS MAYORES
Proclamamos nuestros derechos:
A envejecer en casa, integrados a la familia y la comunidad.
A contar con servicios de salud adecuados a nuestras necesidades y preferencias.
A recibir respuestas a nuestras preguntas.
A tomar nuestras propias decisiones.
A participar, asociarnos y expresar nuestras opiniones.
A tener derecho a nuestra privacidad, individualidad y autonomía.
A ser llamados por nuestros nombres propios.
A elegir cómo y con quién queremos vivir.
A asumir responsabilidades.
A elegir y ser elegido.
A tener o recibir servicios de apoyo.
… Yo le agregaría que tienen derecho a que les digan que sí.
Esta semana, el compromiso ciudadano con los adultos mayores en todo el mundo se manifiesta con una cintita lila. ¡La Casa Naranja ya se puso la suya! ¡Yo ya estoy consiguiendo la mía! ¿Y vos?
Con amor,
Fernanda
Fernanda
Hermoso articulo. Es muy real y claro
Gracias por hacernos parar un poco y pensar en las cosas importantes
Magdalena
GRACIAS…! Tu mamá.
Gracias por esta reflexión tan personal pero tan inclusiva también…Sólo desde el amor se construye realmente y poniéndolo en movimiento es como vuelve…Me sorprendió la lista de la declaración porque son cosas que damos por supuestas en su gran mayoría, pero al verlas escritas comprobamos que no es así. Gracias otra vez por poner tu sensibilidad en estas páginas generando conciencia para una vida mejor…con amor, Arminda.
Sí, las damos por obvias pero no es tan así. Entre los adultos mayores y los niños, muy por el contrario de lo que tendemos a decir los que estamos «en el medio», existen enormes diferencias. Pero tal vez una de las pocas similitudes que hay es que en ninguno de los dos casos es que lo que etiquetamos como «obvio» en verdad no lo es tanto y que tenemos que estar bien despiertos y despabilados para poder hacer cierto que en lo cotidiando, en el día a día, deje de ser tan «obvio» y se vuelva más cierto.
Como siempre, gracias Armi por tus palabras y tu afecto, con amor te digo que sí a vos también, la madre de mi otra mitad.
Fer
Fer: se me piantó un lagrimón…cuando vi el gracias de tu Mamá. Yo recien me estoy entrenando en esto de ser mamá, solo hace 8 años que estoy en esta tarea. Quizas no tenga a mis padres conmigo, pero me uno a esta movida de amar y respetar, por q quisiera q el dia de mañana mis hijos me digan Si…mamá… con todo ese amor con el q hoy peleamos cada vez que quiero lograr un: sI!!mamá!!!…
«La vida es una rueda»…dice mi suegro. Si hoy respetamos a nuestros mayores, nos respetaran nuestros menores…. y si hoy respetamos la individualidad de nuestros menores…mañana ellos respetaran la nuestra.
Gracias como siempre… por comprtir!!!.
¡Hola Fati!! Gracias por tus palabras… yo me pregunté un buen rato si estaba bueno contar o no toda la historia porque como bien digo al principio, es muy personal. Pero sentí que era un mensaje tan universal que valía la pena compartirlo y me alegra que te haya gustado.
Y sí, yo también les digo a mis nenes cuando discutimos por algo: ¿sabés qué quiero escuchar? Sí mamá (¡¡y punto!!!). ¡JAJAJA!
Te mando un abrazo y te cuento que no conesté tu pregunta todavía porque quería darte una buena respuesta y no tuve mucho tiempo. Igual, me reía imaginándome a ese pequeñito deambulador dejando todo patas para arriba y pensaba… «está haciendo bien su trabajo!».
Te mando un beso,
Fer